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Foto del escritorJessicaSotoR. JSelahComunicación

Despertemos el espíritu creativo


Una vez, un amigo cercano me dijo que por mi trabajo estaba obligada a hacer un espacio en mi agenda para pensar. ¿Pensar? le dije, pero eso es lo que hago todos los días. ¡Error! Me contestó y con un par de ejemplos me sumió en un aprendizaje que hoy retomo para reelaborar mi propósito en este 2020 donde a muchos se nos presenta la oportunidad de hacer un viraje en nuestras vidas productivas.


Y es que, a menudo creemos erróneamente que en medio de nuestro trajín cotidiano vamos a toparnos de frente con ideas novedosas para sorprender a los que nos rodean, aportar a una estrategia o incluso para solucionar problemas, y la verdad es que, si lo pensamos mejor, se cae en la razón de que esas maravillosas respuestas solo llegan cuando la mente se encuentra dispuesta.


Pero, ¿cómo se alcanza este estado?, ¿es posible en medio de una crisis lograrlo? Son preguntas que saltan cuando este espíritu usualmente es invocado en tiempo de mucha calma verdad. Sin embargo, lo que está claro es que más que nunca nos resulta urgente adentrarnos un poco en la técnica y siendo consecuente, en este espacio les propongo repasar la forma en que podremos generar tal disposición.


Les ha sucedido que, durante una caminata, o mientras practican algún deporte, completamente relajado y con la mente menos saturada por estar presente, se les ocurre de repente una idea que puede ser la salida a un problema que les ha robado el sueño durante varios días. Pues bien, según el escritor Daniel Goleman, en estos momentos es cuando hemos hecho contacto con nuestro espíritu creativo, esa musa esquiva de las buenas y a veces geniales ideas.


El espíritu creativo es más que una iluminación ocasional; cuando se despierta, anima una forma de ser, una vida con deseos de innovar, de explorar la forma de hacer las cosas y hacer que las metas y proyectos se concreten en realidad.

Todos necesitamos momentos creativos pues son de vital importancia para todo lo que hacemos en cualquier aspecto de nuestras vidas: relaciones, familia, trabajo y comunidad. Cuando uno va más allá de la forma tradicional de solucionar problemas e influye con éxito en los demás, la creatividad adquiere una dimensión social importante.


Goleman dice que en la anatomía del momento creativo hay 4 fases: La preparación, que es un momento en el que hay que ser receptivos y evitar la autocensura. Acá uno se sumerge en el problema para buscar toda la información que pueda ser relevante. Luego viene la incubación, fase que nos exige poner a reposar todo lo que hemos encontrado para que, durante el descanso, la información se traslade al inconsciente en forma de iluminaciones. Ahí el conocimiento suele transformarse como una sensación percibida de lo acertado, algo así como una “corazonada” o intuición.


Luego sigue la fase de “soñar despiertos”: en la que resulta efectivo y muy útil relajarse para adentrarnos al proceso creativo. Una ducha, un trayecto largo en carro o bien, una caminata ayudan a cumplir esta fase del proceso y nos preparan para que nos llegue la “Iluminación”, es decir una respuesta, como salida de la nada.


Pero esta anatomía no podría estar completa sin la etapa de traducción, que es cuando uno toma la idea y la traduce en acción. Traducir la iluminación en realidad convierte las grandes ideas en algo más que un simple pensamiento pasajero, la idea se vuelve útil para usted y para todos los demás. Y para hacer que la idea supere el tránsito hacia lo realizable y evitemos quedar estancados la recomendación es pensar rápidamente en aliados que pueden ayudar.


Que su cabeza sea el generador no lo es todo, hay que perder el miedo a buscar aliados para superar el tránsito entre la idea y la acción. Es el momento de reconocer que las fortalezas de otros nos complementan y evitar así que la falta de conocimiento o la ausencia de una habilidad nos congele.


En una coyuntura como la que nos abraza a todos en este momento, los invito a hacer un espacio en su agenda para pensar, soñar despiertos y hacer que su iluminación se traduzca en acción. Estoy segura de que coincidirá conmigo en que, en momentos de renovación, este será siempre un buen ejercicio.


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